jueves, 17 de abril de 2014

Meditación y redes sociales

Con @ManuelaRuiz  (mi iniciadora en las redes sociales) filosofaba sobre la dispersión mental que puede producirnos su uso. Por una parte, atentos a los whatsapp y correos que nos van llegando a golpes de pitido del móvil, desconectamos continuamente de la realidad. Por otra, queremos controlar los tweets que inundan nuestra línea del tiempo (o al menos marcarlos como favoritos) porque parece que si no lo hacemos estaremos "fuera de onda". Por lo mismo husmeamos en los blogs de la gente que marca tendencia... A esta sobrecarga de datos parece que le llaman ahora "intoxicación informativa" o también "infobesidad" (curiosa palabra).
Yo personalmente he descubierto que estar en contacto con otras personas a través de internet me enriquece mucho y me permite expresar mis ideas, y ambas cosas son cuestiones primarias para mi.  Pero también experimento que cuanto más tiempo dedico a esa conexión más necesito tener mi mente en calma para que la información me nutra, pero no me vuelva "infobesa". Para que me dé herramientas, pero no ansiedad.

Ya hace tiempo que utilizaba algunas estrategias, como poner en silencio mis grupos de whatsapp y revisarlos solamente en momentos concretos del día, como en la sobremesa o la noche. Seguir en twitter a pocas personas muy escogidas y evitar que los tweets se volcaran en mi email. No intentar saber todo lo que se cuece en el ámbito de mis intereses, sino centrarme en una cuestión concreta e investigarla, asimilarla y ponerla en práctica antes de pasar a otra. Como se ha hecho toda la vida para aprender algo. Por ejemplo, si ahora quiero profundizar en la Pedagogía Sistémica, sumergirme en ella durante el tiempo suficiente.


Pero siento que también necesito la meditación, entendida como la acción de centrar mi mente totalmente en el presente. Procuro aplicarla a lo largo de todo el día, estando concentrada en un solo tema cada vez. Como afirma la filosofía budista: "cuando comas, come", "cuando hables, habla"... Cuando leo los email, intento estar en ello, pero cuando juego con mi hijo también trato de hacerlo con todo mi ser. Y al despertarme cada mañana me tomo unos minutos para entrenar mi mente, centrándola en mi respiración, según una técnica antigua pero sabia. Aunque desde luego no sea capaz de adoptar la posición del loto.
Así que, para mi, la dieta mental ideal combina meditación y redes sociales. Buen provecho!

miércoles, 16 de abril de 2014

Mi primera entrada

Manuela es como un "coach digital". Igual que me inició en twitter ahora me ayuda a crear un blog, para poder expresarme.