domingo, 10 de mayo de 2020

Pedagogía de la desescalada

Echo de menos más pedagogía en los medios sobre cómo adaptarnos con garantías a la fase 1. Veo demasiadas imágenes en los telediarios de multitudes incumpliendo todas las normas y apenas de personas siendo multadas por ello. Y pocos modelos de cómo llevar a cabo las instrucciones del BOE en la vida diaria. Los humanos aprendemos en gran medida por imitación, más por lo que observamos que por los consejos que nos dan. No sé si los asesores de nuestros gobernantes conocen los fundamentos más básicos de la psicología, porque el aprendizaje observacional o vicario está demostrado desde los años 60 por Bandura y se estudia en primero de carrera.


Así que me gustaría ver en televisión más vídeos de personas ciñéndose a su derecha al caminar, acompañados de explicaciones sobre la importancia de hacerlo así. De  guardar la distancia con los que van delante y no sólo a nuestro lado, cómo muestran cortos alemanes difundidos por las redes. Y, teniendo en cuenta cómo se produce la difusión del virus desde las personas que se desplazan a más velocidad, quisiera que se pidera más distanciamiento a los corredores y que se instara a los ciclistas a utilizar los carriles bici y las carreteras, pero no los paseos peatonales. Yo, personalmente, los sufro cada día. Desearía que en las imágenes sobre compras en supermercados diferenciaran claramente las actitudes correctas de las incorrectas, visualizando la difusión del virus en las segundas.  Y sobre todo, pido más ilustración sobre cómo aplicar las normas en la vida cotidiana: cómo manipular el dispensador antes del lavado de manos, cómo pulsar los botones de los semáforos o el ascensor, qué tipo de mascarillas es más útil en cada situación, cómo medir fácilmente esa proporción de lejía 1:50 que el BOE recoge para la desinfección, qué hacer con los zapatos, el bolso o los alimentos cuando volvemos de la compra, qué medidas aplicar si comenzamos las visitas con familiares o amigos que ahora nos permiten...  Por whatsapp se ha difundido una clase estupenda sobre cómo lavar nuestras manos, utilizando pintura roja para poder visualizar la superficie que limpiamos con cada movimiento. Pero yo planteo que todo este material nos lo proporcionen los telediarios, que ahora tienen más espectadores que nunca. Y nos lo transmitan también personajes famosos, que funcionan como modelos para muchos.

En este sentido, tenemos referentes en otros países de los que podemos aprender. La primera ministra de Finlandia se apoyó en los "influencers", con prestigio entre los jóvenes, para trasnmitir los mensajes de prevención en las redes sociales. Me parece una genialidad, porque es evidente que en la adolescencia nos dedicamos a experimentar conductas de riesgo, por deseos de independencia y atracción hacia lo prohibido por el mundo adulto, y que tenemos frecuentemente sentimientos de invulnerabilidad. Más aún si, como en este caso, los chicos escuchan continuamente que en esta pandemia ellos son los menos afectados. Pero si no les basta a nuestros líderes con lo que observamos cada día al respecto, les recuerdo algunas evidencias científicas entre las múltples que hay: Robledo, García, Rubio y Espiga (1996). Furby y Beyth-Marom (1992), Quadrel, Fischhoff y Davis (1993).  ¿Es sensato entonces que con la Fase 1 se autoricen las reuniones de hasta 10 amigos, sin que se indique nada sobre supervisión adulta para los menores de edad?

Por su lado, las responsables políticas de Noruega y Dinamarca han realizado ruedas de prensa exclusivas para niños, que de hecho pueden funcionar como un elemento de presión hacia sus familias si están concienciados.

Creo que también el Ministerio y las Consejerías de Educación debían implicarse en este sentido, proporcionando materiales atractivos que los docentes puedan usar con su alumnado.

En cuanto a la experiencia que estamos viviendo diariamente, de comprobar cómo tantas infracciones de las normas no tienen consecuencia alguna, está consolidando un aprendizaje evidente: el de la impunidad. Estamos proprocionando continuamente modelos de conductas de riesgo que se están grabando en nuestros cerebros. Creo que es necesario que todos los cuerpos de seguridad se impliquen en la tarea de controlar la circulación de las personas, al menos mientras dure el estado de alarma. Y que haya especificaciones para los movimientos de los menores de edad. Son las mejores eestrategias para salvar vidas, aunque quizá no sean las mejores para captar votos.

Nuestros gobernantes no pueden seguir mirando para otro lado, como si fuera suficiente afanarse en publicar reglas a golpe de BOE. Si no apoyan su cumplimiento, serán responsables de las consecuencias. Y los medios de comunicación, sus cómplices.
 

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